No tengo duda que si esta pregunta y todo lo que desencadena se impone en nuestro país tendremos una sociedad mejor, más justa y menos maltratada. Un grupo de colombianos al fin podrá entender con quien está tratando y a partir de ahí se dará un cambio con el cual deben empezar a cambiar muchas otras cosas. Aquí la explicación completa de este principio de equidad social.

Por: ottogutierrez@ymail.com
Históricamente la pregunta “¿usted no sabe quién soy yo?” ha sido una pregunta con la que una minoría privilegiada y auto definida como no obligada a cumplir la ley ha querido hacerle saber a su interlocutor o contraparte que está tratando con ese tipo de persona y con quien debe medirse en el trato, reacción o respuesta. Nada más arrogante, pedante, egocéntrico, prepotente, abusivo, déspota, e insensato porque bajo ninguna razón los privilegios que proclama esa persona le han sido otorgados pero que ella cree que sí. Con el uso de esta expresión, recientemente, muchos prepotentes han quedado en ridículo y por eso habría disminuido su uso. Nuestra sociedad parece estar a la caza de quién la usa para ponerlo en evidencia pública y condenarlo a la sanción social del desprecio.
Pues bien, yo creo que al “¿usted no sabe quién soy yo?” hay que darle el uso que puede hacer nuestra sociedad mas equitativa. Hay que imponer su uso para que la mayoría, de manera realista y digna, le diga a una minoría dominante, privilegiada o invencible que todo lo que esa frase conlleva son atributos de las personas comunes y corrientes que convertidos en electores, ciudadanos, tributantes, pacientes, clientes o consumidores exigen el respeto que cada día menos se les desde el estado, el gobierno o los proveedores de servicios o productos que creen que sin importar cómo los traten siempre estarán ahí como han estado por años ya que no han sido capaces de exigir el trato que merecen.
Lea aqui: COMUNICACIÓN Y MERCADEO UNO A UNO SON LA CLAVE EN ESTOS TIEMPOS. https://bit.ly/37K0dii
GOBERNANTES, decirle a ellos ¿Usted no sabe quién soy yo? Yo soy quien votó para elegirlo o para que quien lo nombró fuera elegido. A cada elector los funcionarios de gobierno le deben cumplir el mandato de hacer todo lo que esté a su alcance para aplicar las leyes, gobernar en beneficio de todos, honrar sus promesas de campaña y ejecutar los planes de desarrollo. Los electores no pueden resignar este poder así quisieran. La democracia se fundamenta en los que votan no en los elegidos como equivocadamente lo han querido hacer ver los que hoy tienen un cargo y van por la vida haciendo la famosa pregunta a los que hicieron posible su presente. A esos elegidos de manera temporal debe quedarles claro quien soy yo. Su elector y a quien le debe su lealtad, cumplimiento y respeto.
AL ESTADO, a sus poderes, sus entidades y las dignidades que este ente supremo le otorga a unos pocos hay que decirles ¿usted no sabe quién soy yo? Soy el ciudadano esencia de la Nación, a quien cobijan las leyes, quien paga los impuestos, defiende la soberanía o en palabras simples a quien la constitución privilegia como el epicentro del poder. Entonces hay que hacerle saber al Estado que no existe sin cada ciudadano, que todos cuentan por igual y que ante este todos tienen los mismos derechos y deberes. El privilegio de una posición preferente en el Estado no es superioridad frente a la ley en la sociedad.
A LOS PRESTADORES DE SERVICIOS DE SALUD, en todos sus niveles hay que decirles ¿usted no sabe quién soy yo? Soy quien paga obligada y cumplidamente las cuotas mensuales de aportes para que cuando necesite el servicio pueda tener un tratamiento médico digno que no solo haga justicia con lo que se paga sino que cumpla con el mandato supremo de la protección social y juramento hipocrático de darle a la persona su salud o salvarle la vida. Todos en las entidades de salud deben saber que son los pacientes, quienes anticipadamente pagaron por los tratamientos o procedimientos que no reciben o reciben de mala calidad cuando los necesitan. Eso tiene que cambiar porque primero se expide un certificado de defunción que una orden de cirugía o de tratamiento.
A LOS PRESTADORES DE SERVICIOS EN GENERAL, en el sector público o privado hay que decirles ¿usted no sabe quién soy yo? Yo soy el cliente. Y como pregona una máxima del mundo comercial “el cliente siempre tiene la razón”. Quien utiliza y demanda servicios es el cliente. La regla de ese juego habla de satisfacer al cliente con el servicio que se presta para que esté contento con lo que recibe, pueda comprar más servicios o recomendarlos a otros que aun no son clientes. Lo triste es que hoy los clientes son maltratados por empresas de telefonía, bancos, transporte, comercio, entre muchos otros. Todos ellos hace años se olvidaron de quien tiene la razón y aunque para cumplir un trámite tienen oficinas de servicios de atención al cliente son mayores los requerimientos allí que en el departamento de ventas, lo cual comprueba que los importantes no lo son y que la prioridad es sacar ganancias de servicios de baja calidad sin competencia ni posibilidad de mayor oferta.
A LOS PRODUCTORES DE BIENES, hay que preguntarles ¿usted no sabe quién soy yo? Que comprendan que cada uno es consumidor de sus productos. Que los adquiere para satisfacer una necesidad y paga lo que le piden esperando recibir a cambio un producto que no solo lo satisfaga sino que exceda sus expectativas. La realidad es que los productos que los consumidores reciben están sobre valorados, deficientemente producidos, con vida útil contada, sin posibilidades de reparación si fallan, sin garantía o con garantías parciales entre muchos otros defectos. Cuando un consumidor pone en evidencia alguna de estas condiciones el productor despliega toda su repertorio de justificaciones para apabullar al consumidor y hacerlo que creer que no es así y que por el contrario debe comprar uno nuevo para continuar el ciclo de abuso olvidando que el más importante es el consumidor que construye las utilidades del fabricante.

Así de esta manera, la relación entre la mayoría de los individuos según el título o condición que ostenten frente a una minoría avasalladora es cada vez mas hipócrita. Los políticos, el estado y las empresas invierten grandes sumas de dinero en publicidad para conquistar nuevos personas en cada causa. Se olvidan que la mejor publicidad es el buen servicio, buena atención, o calidad de los productos. No sería mejor que verdaderamente esas minorías valoran el papel de las mayorías y supieran quién es cada uno en su ecuación? Por ejemplo los que hoy aspiran a ser gobernantes en el futuro no se toman en trabajo de valorar las necesidades de los ciudadanos para proponer soluciones y mas bien esperan que sea el momento de las elecciones para volver a mirar a la mayoría que ignoraron en la dificultad. Ese es un juego que debe terminar. Para ello cada persona debe preguntarle a la minoría que lo utiliza ¿usted no sabe quién soy yo?
Desde hace años creo que contar con un servicio al cliente, consumidor, elector o al ciudadano que realmente le devuelva ese valor supremo del papel que juega en la ecuación “persona vs entidad” es la primera señal de justicia y equidad. En los países y sociedades que privilegian este principio los ciudadanos están más empoderados, recurren menos a la justicia, tienen menos descontento y se sienten valorados. Creo que en Colombia el cambio empieza por ahí. Solo se necesita la voluntad de las personas para reclamar su lugar, ejercer el poder que tienen y mantener el equilibrio.
El autor, consultor en comunicación y mercadeo puede ser contactado en ottogutierrez@ymail.com.